Rss Feed

Unpredictable.

(Oíd esta canción: http://www.youtube.com/watch?v=FzYlHP3z3iw )

Caminaba por el camino de grava, había sido nuestra perdición, allí nos besamos por primera vez, nos prometimos estar juntos. Allí nos prometimos no cambiar, ¿qué nos pasó? ¿Dónde estábas? ¿Cómo fui capaz de dejarte escapar? Tarde.
Golpeé una piedra sin muchos ánimos, quizá, la decisión de ir a la universidad, fuera del estado, el haber pensado que era un camino seguro, fue mi fallo. Pero, ¿tú has pensado que tomaste la decisión equivocada? Yo sí, te aseguro que lo hago todos los días que despierto y no estás a mi lado, de verdad.
¿Qué hubiese pasado si hubiese hecho las cosas diferentes?
No lo supe, no lo sé y no lo sabré. Tan sólo intento vivir mi vida, y puede ser impredecible. ¿Verdad?
Cuando me enteré de la beca corrí hacia el camino de grava, te había citado con un mensaje de texto breve en tu móvil. Y allí estabas, con tu sonrisa y esperandome, como el primer día. Y yo, notando como mi alma se quebraba en dos y mi corazón me gritaba que no te dejase, que no me marchase sin ti.
Hice mal, ahora lo sé, pero en aquel momento no podía imaginarlo, ¿sabes? No pude pensar que me dejarías, que te marcharías, me pregunto como te dejé marchar...
Y ahora, camino hacia mi vieja ciudad natal, y creo que comprendí todo, que comprendí como te deje escapar, como te marchaste, pero, todo cambia, todo cambia y no puedes evitarlo.
Entonces me doy cuenta de que no lo sé, no sé como te deje escapar, no sé que te llevo a marcharte de la ciudad donde comenzamos todo.

Y, es demasiado tarde, lo sé, lo sabes, tú no estás, yo he vuelto.
No somos los mismos, rompimos nuestra promesa.
Quizá, te preguntes como hubiese sido todo, si yo me hubiese quedado contigo.
Yo sí lo hago, pero no me lo imagino.
Dos caminos. Nos empeñabamos en hacer uno juntos.
Realmente, eran dos, y nos alejabamos de los nuestros, respectivamente.

Do you ever think you made the wrong decision?
What would happen if you ever did it differently?
'Cause just trying to live a life, can be unpredictable.
Do you ever think you made the wrong decision?
Do you wonder if you ever should have stayed with me?
'cause just trying to live a life, can be unpredictable.

Only a stupid dream.

-No, no, no-gritó desesperada, con los ojos llenos de lágrimas y la voz rota.-Él no porfavor, él no...Su hermana permanecía sentada en el sofá con la cara empapada en lágrimas y los ojos rojos, su madre, con una mueca de dolor en el rostro, escondido entre sus manos, estaba inmóvil, y sólo quedaba ella, ella en una inmensa oscuridad que algún día había estado iluminada.-Lo siento, cariño-susurró su madre con voz débil.-Él...-No-tartamudeó.-No lo sientas, porfavor... Él...-no pudo continuar y cayó de rodillas al suelo, llorando, sollozando, sin creerse que eso estaba ocurriendo.-Tata, tata-susurró su hermana, hecha un ovillo desde el sofá.-Pero él... ¿Desde cuando?-preguntó mirándo a su madre.-Desde el martes...-suspiró ella mirándo a su hija mayor.-¿Por qué me dijeron que estaba herido? ¿Por qué no me dijeron la verdad?-preguntó casi sin voz, apoyando su espalda en la pared y llorando todavía.-Para... para que estuvieseis preparadas...

Recordaba todo aquello como si hubiese sucedido ayer, ahora tenía quince años, y habían pasado ocho largos años sin él desde aquel día. Estaba sentada en su cama, con la fotografía de su padre entre sus manos, los ojos rojos y el corazón angustiado. Su abuelo estaba ingresado, tan sólo hacia un año que le habían operado de cáncer, y ahora... Volvía a estar ingresado, y ella tenía miedo, demasiado miedo, pero ella no lo reconocería, no sería tan débil de reconocerlo.
Sí, para ella, el miedo era una debilidad, una debilidad que dejaba que la muerte te manejase a su antojo, pero ella suponía que su abuelo era fuerte, demasiado fuerte, y tan fuerte, como cabezota. Varios días llevaba él ya, mal, pero se negaba en bajar al médico... Él también tenía miedo, y ella lo sabía perfectamente.


-Debes comer-dijo su madre mirándola preocupada.-No tengo hambre-susurró en voz baja.Desde el día que le dieron la noticia, no tenía hambre, ni fuerzas, ni motivos para sonreir. No sonreía, ya no. ¿Para qué? Tan sólo tenía seis años, seis años, y debía parecer fuerte, pero... Era tan sólo una niña, una niña con pocas ganas de seguir viviendo si él no estaba para sonreírle, abrazarle y hacerle cosquillas como solía hacer... pocas ganas.-Cariño... He pedido cita para el psicólogo-dijo su madre sentándose a su lado.-¿Psicólogo? ¿qué es eso?-preguntó su hermana sentándose en el suelo, delante de ellas.-Es un chico que ayuda a la gente, y, quiero que te ayude-su madre sonrió cándidamente, pero, no como solía hacer antes.-Iré-afirmó, inténtando pensar que tan sólo sería por su madre y su hermana.


¿Cuándo el destino decidió arrebatarle a una de las personas más importantes en su vida? Ella no lo sabía, y no tenía el valor necesario para querer averiguarlo. Asustada, pequeña, débil, desprotegida y en peligro, así se sentía ella en aquel momento, sin ningún valor para afrontar las horas, preocupada por el estado de salud de su familia, preocupada por el miedo que ahogaba a su corazón, preocupada por no tenerle a su lado.Iba a ser un muy mal día, y ella lo sabía... Aún recordaba todo, todo... Todo lo que había hecho con él, y aquél estúpido sueño....


Corría, ella corría hacía él, que permanecía plantado delante de la puerta de su casa, con un montón de peluches y la misma sonrisa de siempre. La niña, saltó a sus brazos y le abrazó con fuerza.-Pensé que habías muerto-susurró llorando.-No, estoy aquí, contigo, y no me volveré a ir, nunca-prometió él, estrechándola entre sus brazos con fuerza.-Te lo prometo.-Te he echado tanto de menos... Te quiero papá-dijo la chica sonriendo.Y de pronto, se despertó, con lágrimas en los ojos y abrazada al osito de peluche que él le había regalado años atrás... Dándose cuenta de que todo había sido un horrible sueño...

Suspiró y se tumbó en la cama, subiéndo la música a tope y perdiendose entre los acordes, abandonandose a la oscuridad y al miedo, al peligro y a la desprotección, abandonandose a todo lo que ella consideraba un sueño, tan sólo un estúpido sueño.

Punto y seguido.

Luz y oscuridad. Uno sin el otro no existen. Opuestos e iguales. Casi indestructibles.
Quizá nadie se diese cuenta, excepto esa chica de mirada vidriosa y ojos azules celestes, que permanecía apostrada tras la ventana de su cuarto, siguiendo con su dedo índice el recorrido que hacian las gotas de la lluvia sobre el cristal. La noche estaría al caer pero poco parecía importarle.
Tenía los ojos rojos e inchados de tanto llorar, sus mejillas estaban pegajosas, y un sudor frío le helaba la piel. ¿Qué más podía perder?

Espérame =)

Si miro al cielo, juro que te veo. Entre millones de estrellas, tú eres la que más brilla. Y estoy aquí, parada en frente de la ventana de mi habitación, dejando que tu luz ciegue mis ojos. Preguntandome por qué te marchaste, llorandote en el más profundo de mis silencios. Sufriendo por tu ausencia, esperando una señal la cual tengo asumido, nunca llegará. Alzaré la mano, e intentaré alcanzarle, no lo lograré, lo sé, pero no pierdo nada por intentarlo. Esperame, te alcanzaré, tomaré tu mano y a tu lado caminaré.

I need you...

Aparece ante mi, majestuoso, impresionante. Con esa sonrisa que me hace perder la cabeza, y esos ojos que consiguen capturarme y no me permiten moverme. Si tuviese que murmurar lo que realmente pienso de él, no habría palabras para describirle...
Bueno, tal vez sí, una. Único.
Estoy segura de que, buscase donde buscase y de cualquier modo, él seguiría siendo único para mí. Quizá debería dar un paso hacia delante y rodearle con mis brazos e impedir que se marche. Pero eso no funcionaría, se desvanecería entre ellos como tantas otras veces, como un sueño que se repite una y otra y otra vez. Es un juego o al menos quiero verlo como tal. Aparece cuando me necesita, y vuelve a desaparecer cuando está completamente bien. Quizá, ahora, sea yo la que lo necesite a él.

Revelación.

Me desperté y miré a mi alrededor, todo tranquilo y silencioso. Llevé mi mano hasta mi cuello donde hacia ya varios minutos aquel horrible quemazón había amainado de forma alarmante, noté que no tenía nada y que mi piel era lista y suave. La luz que se colaba por algunos ventanales tapiados me permitía ver que estaba más o menos en las ruinas de una catedral derruida hacía ya tiempo, pero no lograba localizarla.
Mis sentidos, alertados, me hicieron saltar de golpe y situarme en una viga alta, de madera y quemada en cierta parte. Sin embargo, esta, no cedió ante mi peso. Observé la altura y tuve que racionalizar claramente antes de darme cuenta de que apenas recordaba lo que había pasado.
-¿Pasa algo pequeña Maggie?-preguntó una voz tranquila desde alguna parte de la oscuridad.
-¿Quién eres? ¿Qué me has echo?-grité asustada.
Noté que mi voz tenía algo distinto, un tono de voz diferente. Aquella situación me estaba aterrrizando, giré a mi alrededor y lo vi demasiado claro, salté siguiendo unos instintos desconocidos para mi, y golpeé contra su cuerpo. Ambos caímos al suelo de espaldas, quedando yo encima de él. Puse mi mano en su cuello, apretando.
-¿Quién eres?-repetí, casi gruñí aquellas palabras.´
-Tú salvador-dijo con una sonrisa siniestra.
Giró dejandome debajo a mí, puso cada una de sus piernas a cada lado de mi cintura y apreto con fuerza, inmovilizandome.
-Me da igual-exclamé, empujandole y zafandome.
-En serio, Maggie, de no ser por mí, estarías muerta.
-Lástima que eso es lo que te va a pasar a ti-sonreí y rompí su cuello, arrancandole la cabeza.
No sabía que hacer, lo único que se me ocurrió fue quemarlo. Así que, para hacer más dificil todo, lo corté en pedacitos chiquititos y los quemé.
No quisé saber más, y escapé de allí.

Espejo.

Estaba preparada, lista, tenía todo lo necesario para avanzar en aquel mundo de mentiras, falsedades y... sobretodas las cosas, estaba lista para fingir. Fingir que era especial en un mundo que estaba abarrotado de mediocridad, donde las mentiras se refugiaban trás cada esquina dispuestas a reforzarse y a creerse a si mismas... Y eso era lo más triste de todo.
Mis pensamientos estaban escritos en un pequeño cuaderno, que siempre llevaba conmigo, quizá porque era una paranoica, quizá porque era un pedacito de mí, pero siempre estaba ahí.La mentira estaba controlandome, hasta yo me había creído que era así, supuestamente, yo era feliz... Tenía que vivir con él, amarle o al menos... Aparentarlo, tenía que ser fuerte y permanecer con esa estúpida sonrisa en mis finos labios pintados de un carmín claro.
Aquella mañana me levante, tan mentirosa, silenciosa y falsa, como era normal durante todos los días que había tenido que mentir, pero, cuando me miré al espejo, vi que no era la misma.Todas aquellas cosas contra las que había luchado en mi vida, la mentira, la falsedad, todo aquello que yo odié, odiaba y odiaré, se habían vuelto contra mí.
Mi rostro estaba pálido como la cera, mi cabello revuelto y los rizos poco definidos y mis ojos...
El sólo reflejo de mis ojos logró asustarme, habían perdido ese brillo que los hacía tan especiales y eso significaba, que yo, había dejado de ser aquella chica que luchaba por lo que quería y había dejado que jugasen conmigo... Quizá eso cambiaría, y muy pronto...